13 de setembro de 2011

PARIS É UMA FESTA. «Cuando se comió el último franco del pasaje de regreso, [García Márquez] recogió botellas, revistas y periódicos viejos y los cambió por algunos francos. Por fortuna, nunca le faltaron una botella de vino y una baguette sobre la mesa y siempre tendría a su disposición la cocina de algún amigo para preparar unos spaghetti de emergencia. Había un recurso que no fallaba, y es que él y sus compatriotas latinoamericanos en la misma situación habian descubierto que "si uno compraba un bistec, el carnicero regalaba un hueso y se hacía un caldo. A veces uno pedía prestado el hueso para hacer su caldo y lo devolvía".» Dasso Saldívar, El viaje a la semilla